La gestión del Patrimonio y la Cultura en el Ecuador

 




     La gestión del Patrimonio y la Cultura en el Ecuador

     Considerando al Patrimonio Cultural como parte fundamental de la Cultura de un pueblo y de acuerdo con la definición de la UNESCO que manifiesta que:

     “El Patrimonio Cultural de un pueblo comprende las obras de sus artistas, arquitectos, músicos, escritores y sabios, así como las creaciones anónimas, surgidas del alma popular, y el conjunto de valores que dan sentido a la vida, es decir las obras materiales y no materiales que expresan la creatividad de ese pueblo; la lengua, los ritos, las creencias, los lugares y monumentos históricos, la literatura, las obras de arte y los archivos y bibliotecas (UNESCO, 1982)”.

      En el Ecuador la mirada real sobre el patrimonio cultural, comienza hacia finales de los años ´70 del siglo XX, sustentada en las voces de auxilio que miran con impotencia la destrucción de valiosos tesoros nacionales urbanos y rurales, para dar paso a las grandes construcciones que vienen con la llamada ‘modernidad’ al Ecuador. Apoyadas en reflexiones expertas consideran que son valores irreemplazables fuentes de la identidad y raíz de la nacionalidad. En consideración a que el patrimonio es fuente de riqueza y que en este siglo aún no ha sido visibilizado conforme, que no ha sido protegido ni difundido. Que la protección y salvaguarda de este patrimonio, no depende únicamente de una legislación, sino que se trata de una responsabilidad del pueblo ecuatoriano.

      Con estos antecedentes se crea el Instituto de Patrimonio, mediante Decreto Supremo 2600 y la publicación en el Registro Oficial No. 618 del 9 de junio de 1978. La ley de patrimonio se expide de la misma manera, luego de un año, mediante Decreto Supremo 3501 y publicada en el Registro Oficial No. 865 del 19 de junio de 1979.

      El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, como ente encargado de investigar, conservar, preservar, restaurar, exhibir y promocionar el Patrimonio Cultural en el Ecuador; así como regular, de acuerdo a la ley, todas las actividades de esta naturaleza que se realicen en el país. No consigue muchos logros en sus primeros treinta años, tiempo en el que además se continuó con el saqueo y expolio fuera del país de valiosas piezas testimonio de culturas de las diferentes épocas que ha tenido el Ecuador. Se crea el Ministerio Coordinador de Patrimonio mediante Decreto Ejecutivo 117A de 15 de febrero del 2007. Este Ministerio define las políticas y acciones que tienen relación con el Ministerio de Cultura, Deportes, Ambientes, Secretaría de Pueblos e Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, INPC.

      En el año de 2007, se lanza el Decreto de emergencia del Patrimonio Cultural, con ocasión de la desaparición de la Custodia de Riobamba que inicia con los inventarios nacionales de todos los bienes, públicos y privados pertenecientes a la nación. Inventario que ha tenido su continuidad con mucho mayor énfasis en el norte del país, con seguimiento, conservación, medidas de protección y salvaguarda de los bienes históricos.

      Actualmente el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, está adscrito al Ministerio de Cultura y Patrimonio, pues el Ministerio Coordinador de Patrimonio desapareció por Decreto Ejecutivo No. 1507, en mayo del 2013. La Ley de Cultura y su Reglamento se concretó en 2017. Mientras tanto, en el 2013, se creó el Código Orgánico de Organización Territorial Autonomía y Descentralización (COOTAD), que ha tenido algunas reformas, las últimas en el presente año y cuyos ítems correspondientes al tema, los detallamos a continuación:

     EL COOTAD en su artículo No. 144 del Ejercicio de la competencia de preservar, mantener y difundir el patrimonio cultural.- dice: “Corresponde a los gobiernos autónomos descentralizados municipales, formular, aprobar, ejecutar y evaluar los planes, programas y proyectos destinados a la preservación, mantenimiento y difusión del patrimonio arquitectónico, cultural y natural, de su circunscripción y construir los espacios públicos para estos fines”. Tangible e intangible. “La preservación abarcará el conjunto de acciones que permitan su conservación, defensa y protección; el mantenimiento garantizará su sostenimiento integral en el tiempo; y la difusión procurará la propagación permanente en la sociedad de los valores que representa… Además los gobiernos municipales y distritales podrán delegar a los gobiernos parroquiales rurales y a las comunidades, la preservación, mantenimiento y difusión de recursos patrimoniales… Los gobiernos autónomos descentralizados municipales podrán, mediante convenios, gestionar concurrentemente con otros niveles de gobierno las competencias de preservación, mantenimiento y difusión de los patrimonios. El gobierno central emitirá las políticas nacionales, salvaguardar la memoria social y el patrimonio cultural y natural, le corresponde declarar y supervisar el patrimonio nacional y los bienes materiales e inmateriales, como: lenguas, formas de expresión, tradición oral y diversas manifestaciones y creaciones culturales; las edificaciones, espacios y conjuntos urbanos, monumentos, sitios naturales, caminos, jardines y paisajes que constituyan referentes de identidad para los pueblos o que tengan valor histórico, artístico, arqueológico, etnográfico o paleontológico; los documentos, objetos, colecciones, archivos, bibliotecas y museos; las creaciones artísticas, científicas y tecnológicas; entre otras; los cuales serán gestionados de manera concurrente y desconcentrada. Los gobiernos autónomos descentralizados provinciales podrán hacer uso social y productivo de los recursos culturales de su territorio, a efectos de cumplir su competencia de turismo en el marco del fomento productivo. Los bienes declarados como patrimonios naturales y culturales de la humanidad se sujetarán a los instrumentos internacionales (COOTAD, 2012).

       Gestión de la Cultura y el Patrimonio

     Con la premisa de que la Cultura puede ser el medio, para consolidar la identidad y que no constituye sujeto de institucionalización ni de sistematización en su estricto sentido, pues al ser diversa no existen parámetros de estandarización. Pues en ella se tiene como campo de acción una realidad diferente en cada grupo social y, teniendo en cuenta que mientras más personas accedan a este derecho más oportunos y efectivos pueden ser los procesos de gestión cultural, dejando en claro que lo que sí puede ser sujeto de sistematización sería la gestión y de ahí estas reflexiones.

      Cierto es que la vida del Ecuador dio un giro a partir del 2008 con la nueva Constitución y la creación de un Ministerio de Cultura generó esperanza para los grupos involucrados. Los temas relacionados con la Cultura y el Patrimonio hoy constituyen la preocupación de un número cada vez más amplio de ciudadanos.  En países como el nuestro, son recursos cada vez más oportunos para atraer las inversiones que generen crecimiento económico, empleos y la posibilidad un nivel de vida digno.  

      Pero apreciamos que hace falta desarrollar estrategias mucho más efectivas. Insistir para que el Gobierno no lo piense como una secretaría de gastos, sino una inversión de gran alcance. Que tenga la misma mirada que tiene para los otros sectores como la industria, la construcción de grandes obras, la agropecuaria, la automotriz y otras. Que se mire a la Cultura como: “…una productora de regalías, exportadora de imagen, promotora de empleos y dignidad nacional…”.

      Estrategias para la gestión de la Cultura y el Patrimonio

      Se han dado a conocer múltiples opciones, pero en este texto queremos proponer dos posibles estrategias: La participación ciudadana como una acción de responsabilidad compartida que parte del empoderamiento y la Creatividad en los procesos de gestión.

        La participación ciudadana como un proceso de empoderamiento

     Como fruto de la verdadera democracia. Hoy es mucho más necesaria que hace unas décadas. Partiendo de una primera mirada global que enriquezca el panorama participativo y apuntando también algunos de sus desencadenantes. Reiteramos que se fundamenta definitivamente en escuchar a los distintos grupos sociales, analizando el grado de representatividad de los participantes, su capacidad de legitimar a las instituciones y a las políticas definidas mediante procesos participativos y resultados reales, participación en la toma de decisiones

        A pesar de las muchas limitaciones que siguen existiendo, los últimos años han contemplado una creciente presencia de mecanismos que permiten la participación ciudadana en la administración pública. En algunos casos a partir de una estrategia tendiente a mejorar la eficacia de la gestión, a incrementar la legitimidad de las instituciones o los gobiernos electos, o bien tratando de responder a una demanda social. En este sentido, se han puesto en marcha muy diversos tipos de experiencias, con funcionamientos y resultados muy dispares, que tienen en común el pretender escuchar a los ciudadanos a la hora de definir las políticas públicas de ámbito local (Font, 2008).

     Las asambleas, colectivos, agrupaciones y demás organizaciones son contextos para que se desarrolle el debate. Pero en la práctica con pocos resultados, se puede apreciar que estos grupos carecen de hojas de ruta y son sorprendidos por los entes responsables, en temas metodológicos y operativos.  

      Es igualmente importante manifestar que el Ecuador en temas de gestión cultural, la situación no ha cambiado, tanto artistas como gestores culturales, han tenido batallar por años para poder mostrar su trabajo o acceder a una presentación, una exposición, o un concierto. Siempre son pocos los beneficiados. El trato que reciben es, atentatorio con los más simples derechos humanos. El pago de sus honorarios se tramita durante varios meses, siendo ellos mismos los que tienen que ir de oficina en oficina agilitando los procesos. Se ha visto como grandes cultores de la música de nuestro país y el resto de artes mueren en la más absoluta pobreza, luego de vivir sus últimos años en un estado de total indigencia. Punto primordial a constituirse como objetivo fundamental de esta participación colectiva.

      La participación ciudadana, se torna imprescindible, mediante mecanismos de acción comunitaria compartida, de procesos interculturales. Como proceso intercultural, favorece la equidad, los derechos humanos y culturales. Afirma las identidades y propicia la integración regional y nacional.

     La UNESCO y la Carta Cultural Iberoamericana que expresa que la cultura se debe ejercer y desarrollar en un marco de libertad y justicia, reconocimiento y protección de los derechos humanos, y de que el ejercicio y el disfrute de las manifestaciones y expresiones culturales, deben ser entendidos como derechos de carácter fundamental.  La libertad cultural, implica la diversidad de la oferta cultural y el derecho a su acceso, un espacio en el que las identidades nacionales, regionales y locales formen parte de esa diversidad. Según la UNESCO, el respeto a la diversidad y a la identidad cultural es un bien y un recurso que hay que promover y desarrollar porque contribuye, no sólo a la cultura en general y al arte, sino al desarrollo global de los pueblos.  

     Por otra parte, si observamos la definición establecida en la Declaración de Friburgo sobre Derechos Culturales en mayo del 2007, que es la más reciente y aceptada a nivel internacional, establece: “El término cultura abarca los valores, las creencias, las convicciones, los idiomas, los saberes y las artes, las tradiciones, instituciones y modos de vida por medio de los cuales una persona o un grupo expresa su humanidad y los significados que da a su existencia y a su desarrollo”.   

     El valor de la cultura en el desarrollo social y económico sostenible, en el bienestar de los pueblos y de acuerdo con la UNESCO como “base indispensable para el desarrollo integral del ser humano y para la superación de la pobreza y de la desigualdad”, es indiscutible. Ya no podemos dejar de vincular cultura y desarrollo, desde las declaraciones de la UNESCO hasta la Declaración de Friburgo se apunta hacia un nuevo paradigma de desarrollo en donde la cultura es el valor central.                                                            

     “Concepto que va más allá de una perspectiva económica, en definir a la cultura solo como factor de desarrollo, sino como definición y proyección del desarrollo en una sociedad, mucho más en la actual sociedad del conocimiento, de la economía creativa y de la innovación en ciencia y tecnología”.

     En el caso del Patrimonio, éste requiere de nuevas estrategias de gestión, coalición de fuerzas, presupuestos idóneos y celeridad en los procesos; corresponde pues al Estado apoyar a los gobiernos locales a luchar por la protección y salvaguarda. Con el COOTAD, como respaldo. En el caso de cantones parroquias rurales, cuyas economías y desarrollo, están íntimamente relacionadas con las fortalezas culturales, patrimoniales y turísticas se constituyen en puntos importantes. El camino hacia una cultura vivencial, fortalecimiento de la identidad, torna inaplazable una redirección de la Gestión del Patrimonio, que facilite el empoderamiento y propicie la Cultura de la Conservación del Patrimonio (López, 2014)

La creatividad en los procesos de gestión

      “Propiciar la formación de seres humanos capaces de enfrentar y dar respuesta a los innumerables retos que la realidad a cada paso impone, constituye en la actualidad una vía importante para contribuir a su expansión como personalidades genuinas y a su ajuste a un medio tan convulsionado de los tiempos presentes”.

      “La creatividad incide de modo relevante en el surgimiento, desarrollo y consolidación de la personalidad. Vista aquella como capacidad del sujeto que le permite transformar la realidad a la vez que se transforma a sí mismo, de hecho, se convierte en estímulo del desenvolvimiento de sus posibilidades de autodeterminación y autorregulación como distintivos del nivel superior de regulación. El desarrollo de la creatividad en el mundo de hoy constituye un empeño insoslayable, pues resulta un imperativo acuciante no sólo a los efectos de la solución de problemas de la ciencia y la técnica (Gómez, 2005).

     Durante muchos años la creatividad no fue considerada como hoy en la organización del trabajo y, aunque muchas de las instituciones se mantengan en estas estructuras jerárquicas cuyo entorno ve a la creatividad como una amenaza, hoy al parecer en muchos sitios, es una necesidad imperiosa, una cuestión de supervivencia.

     La súbita descompresión tecnológica y social ha producido un sentimiento de apocalipsis y de crisis generalizada. Pero realmente lo que está sucediendo es un acelerado e imprevisto cambio estructural mundial que está cuestionando, y nos exige revisar, nuestras relaciones y basamentos culturales que habían permanecido estables durante más de 500 años.  

     Esta sensación de pérdida de dirección y la imposibilidad de controlarlas, están produciendo esta crisis. Para comprender este fenómeno de cambios y movimientos frenéticos, lo que se necesita es un nuevo modelo de pensamiento que nos permita adaptarnos. Este modelo es el modelo del Espíritu Creativo que propone soluciones en lugar de crisis. Cultura del cambio en lugar de certezas y estabilidad. Descubrimiento en lugar de transmisión de conocimientos y datos. Flexibilidad y riesgo en lugar de permanencia y rigidez.

     La creatividad muda el pensamiento a una forma proactiva, es fuente de innovación, facilita liderazgos, genera modelos diferentes y por consiguiente de vida, produce ventajas y resultados en menor tiempo posible. Es posible de implementar sin esfuerzos económicos.” (id-creatividad, facsímil sf).

      Como decía José Martí: "Es fuerza que cada hombre trabaje, con los maderos vírgenes del bosque, su silla de triunfo. Fuerza es que cada hombre, con sus manos tenaces se labre a sí propio”

     Cultura-patrimonio-identidad-interculturalidad.

     Las reflexiones contemporáneas se apoyan en distintos estudios de la cultura, dentro de los cuales se puede conocer cómo surgen en las sociedades, los procesos de construcción de identidades, es decir cómo se representan los seres humanos a sí mismos y cómo perciben su entorno de vida social, acción política, fiesta, rituales, juego y tradiciones. En este contexto se considera al Patrimonio material e inmaterial de los pueblos, como uno de los pilares en los que se sostiene la identidad que a su vez es fruto de una educación efectiva, desde la infancia.

Hay que recalcar  que todas las  gestiones  que  se  realicen,  son valores agregados a la cultura que aportan como ya hemos dicho,  al desarrollo de prácticas ciudadanas positivas, que nacen de una nueva forma de apropiación, que a más de beneficiar económicamente a las personas, elevan su autoestima  generando un cambio en la sociedad forjando individuos educados para una mejor relación con su entorno, sea natural, patrimonial y social.

     Con la reflexión de todos los agentes implicados y estrategias que incluyan la Participación Ciudadana y la Creatividad en los procesos, se estimulará el Imaginario Patrimonial, desarrollado por la apropiación. Este es un propósito de la gestión Cultural y Patrimonial, que se fundamenta por supuesto en un verdadero acercamiento y conocimiento de un pasado histórico.

     Todo lo que represente los orígenes siempre será valorado en el transcurso de la vida. Es el modo que tenemos los seres humanos de atrapar el mundo, para nosotros mismos. Pero es también la manera de apropiarnos de lo patrimonial, el verdadero problema. No se apropian de igual forma las instancias del poder político, que los ciudadanos y a su vez, quienes trabajan por el turismo, la construcción, el arte, la medicina, y demás.  

      Existen fraccionamientos que deben conciliarse, pero con voluntad y bases sustentadas. En una sociedad contemporánea ya no caben procesos anacrónicos. Teniendo en cuenta que se comparte la historia y por ende la responsabilidad. Se torna urgente una propuesta conciliatoria que involucre a la ciudadanía, en la toma de decisiones.

     Compartir las decisiones, resulta un desafío, pero es a la vez una oportunidad, porque las sociedades retoman en el hecho de “compartir” la experiencia de ser una “comunidad de personas” y, todo lo que este concepto implica. Compartir es un valor que se va perdiendo cada día, y que en la mayoría de ocasiones está siendo obstaculizado no solo por las estructuras desfavorables, sino por un sectarismo profesional arraigado en sociedades como la nuestra.       Mientras se desarrollen capacidades de comunicación en los contextos profesionales, y se tenga un respeto e interés por la experiencia de los demás, se contribuirá de una manera real y sólida, al hecho de ser corresponsables.

Cuenca, 2017.

Monika López Avilés, Mgst. CMS

PATRIMONIO CULTURAL & ESTUDIOS DE LA CULTURA




Bibliografía  general

Constitución del Ecuador, 2008. Edit. Asamblea Nacional. 2008

COOTAD, 2012 Código orgánico de organización territorial, autonomía y descentralización. Centro de Estudios y Publicaciones.  2012

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