DE LA CASA DE LA TEMPERANCIA AL MMAM
Corría el año 1876 y en Cuenca se configuraba un proceso que
determinaría de manera decisiva la transformación de la ciudad debido al
desarrollo de la economía, por las exportaciones de cascarilla, los textiles y
el sombrero de paja toquilla; aspecto que benefició en gran medida a sus
pobladores en especial, a quienes tenían sus negocios cimentados en estos
productos.
No obstante, los problemas sociales relacionados con el alcoholismo de
algunos ciudadanos era constante, a punto que obligó al Obispo Miguel León con el apoyo del Dr. Mariano Abad Estrella, a
fundar la Casa de la Temperancia habilitada inicialmente en la vivienda del
segundo de ellos. El Obispo en su afán de buscar una solución para este grave
problema, con el apoyo económico del Dr. Estrella, gestionan la compra de un
solar de terreno y la correspondiente construcción para albergar a los enfermos
y de esta manera proporcionarles un tratamiento y una posible cura. Es así como
en el año 1878 se erige la “Casa de la
Temperancia”, en un modesto edificio construido entre las calles Mariscal Sucre
y Coronel Tálbot en frente de la Plaza que posteriormente tomaría el nombre de
Parque Miguel León. En los actuales momentos se acostumbra llamarle como Parque
de San Sebastián. El inmueble que posteriormente se constituiría en dos
claustros separados por una capilla, tenía celdas para que los enfermos graves
o extremos pudieran ser aislados.
Los ebrios que luego del tratamiento recibido en la mayoría de los casos
recaían en su práctica, eran internados nuevamente y el problema social no se
resolvía. Posteriormente la Casa de la Temperancia pasó a ser administrada por
la Conferencia San Vicente de Paul hasta el año 1912. De acuerdo con lo que se
ha podido investigar, en esos años hubo una fuga masiva de los internos y la
situación se complicó aún más, “con la llegada del Liberalismo, pasó a
pertenecer a la Junta de Beneficencia, que determinó su función de carácter
eminentemente social y pueda ser un albergue de mendigos y ancianos”[1].
Posteriormente la edificación que ya incluía algunos espacios
adicionales, fue arrendada por partes y por algunas temporadas. Según consta en
documentos “el 15 de enero de 1924 la Junta de Beneficencia a petición del Sr.
Jefe Político y el presidente del Municipio, concedió el uso de la Casa de la
Temperancia al I. Concejo de esta ciudad, para cárcel de varones puesto que la
propia para este servicio amenazaba con sepultar a los presos, concesión que se
hizo gratuitamente...”[2].
En el año de 1935 luego de que la edificación llegó a presentar daños
considerables, se acuerda realizar una intervención siendo la primera vez que
escucha en Cuenca la palabra “restauración” de un bien público, aunque “no se
hayan conservado las notas sobre las obras realizadas ni los sitios
intervenidos”.
El 13 de septiembre del mismo año las autoridades, resuelven que la casa
una vez que ha dejado de funcionar como cárcel, debe prestar servicios sociales
y en el mejor de los casos debe servir para obras de caridad como el tan
necesario Asilo de Mendigos y Ancianos para la ciudad.
En 1938 se concreta la subdivisión de una parte del predio dividido en
diez lotes ubicados en la parte baja hacia la orilla del río y efectivamente
así proceden. Para el año de 1939 finalmente se toma la decisión de reparar la
casa y habilitar el Asilo de Mendigos. “No se conoce acerca de la intervención
de profesionales en la construcción de estos edificios. Con toda seguridad la
obra y su resolución técnica por lo simple de la ejecución se encargó a
maestros de obra y albañiles, de los que siempre hubo a disposición en nuestra
ciudad”[3]
Pero es notoria la intención de unificar las tres unidades para conformar un
solo complejo destinado a uso social.
Posterior a este tiempo fue transformada en Escuela de Trabajo. Se
cerraron los corredores por la falta de espacio para las aulas y se cambió la
función de la Capilla primero a dormitorio y luego como salón de juegos. De
esta manera funcionó posteriormente el Hogar Infantil conocido como “Gota de Leche”
institución de ayuda a madres pobres que no disponían del sustento para sus
hijos. Se conoce que el Dr. Carlos Berrezueta prestaba sus servicios a los
niños necesitados. La función de hogar y escuela dejó sus huellas en los muros
y tejados, pero más que nada el dolor y la constante precariedad se grabaron en
el ambiente de la casa y la memoria de los cuencanos hasta que llegaron los
años ´70 del siglo XX.
El complejo arquitectónico
De acuerdo con las investigaciones realizadas por el Arq. Patricio Muñoz
Vega, publicadas en la Revista TRAMA # 20 de Octubre de 1980, en relación al
análisis arquitectónico manifiesta:
“Por conclusión el estudio histórico se establece que
el actual edificio es producto de la reunión de tres entidades diferentes,
siendo apreciable la diferencia de conceptos espaciales de cada una de ellas.
Sin embargo, de una visión externa notaremos que hay un afán de unidad de
tratamiento de los volúmenes, acentuados por una misma línea de cubiertas y
aproximada unidad de diseño en los ventanales.
Se destaca por su directriz vertical la portada que en
un segundo cuerpo es el coro de la capilla, este volumen sobresale en altura
sobre el resto de la edificación, por ser el más importante del complejo “área
destinada al culto”, la capilla centraliza la atención visual y expresa en su
volumetría la más alta jerarquía espacial.
Analizando la composición espacial interna del
edificio se aprecia la diferencia por sus proporciones en las tres estructuras.
La composición funcional es la típica Iberoamericana, que permanece desde la
colonia, en la que se disponen los aposentos en torno a un espacio abierto
(patio) y su corredor perimetral definido por soportes (pilares) cielorraso y
muro de los recintos.
Diferenciando las épocas de construcción podemos decir
que las primeras construcciones a excepción de la portada, están sujetas a los
cánones de Arquitectura Popular Tradicional Regional. La utilización de
materiales y técnicas constructivas tradicionales en su más genuina expresión,
presentan al observador un edificio de gran pureza plástica, apoyada en lo
modesto de sus formas y conceptos espaciales ya que traducen la verdad de una
época de nuestra vida ciudadana.
Los materiales utilizados, son de fácil adquisición,
producto de la recolección y fabricación artesanal: para los muros se utiliza
adobe con mortero de barro, para los soportes se emplea la madera, la que se
labra para piezas como canecillos y zapatas.
Los acabados son en general propios y adecuados para
el adobe, revoque de barro con paja, luego tierra amarilla con guano de caballo
(pasta) y por la último la lechada de cal con sal y jabón (pintura). La
cubierta es de tejas sobre estructura de madera”. (TRAMA No. 20 ,1980:57)
La edificación que pesar de su estado de destrucción, albergaba en sí un
valor y carácter del orden patrimonial, este aspecto no era visibilizado por la
gran mayoría de cuencanos, por tanto y a la opinión general; el monumento tenía
sus días contados. Fue el Dr. Asdrúbal de la Torre, ministro de Bienestar
social de aquellos momentos, quien tuvo la iniciativa de proponer a la
Municipalidad un convenio en el que ofrecía la casa para que se restaure y se
cree el tan esperado museo y a cambio el Ministerio recibía un sitio para
construir la escuela de niños en el lugar que se crea conveniente.
Mientras tanto en la ciudad apenas un grupo reducido de entusiastas
defensores de la memoria de Cuenca, bellamente plasmada en la sencilla
arquitectura de barro envuelta en el paisaje de sus cuatro ríos, se había
organizado en un comité llamado “Acción Cívica” dirigidos por el artista
Eduardo Vega. Importante participación la tuvo el Dr. Alejandro Serrano Aguilar
durante su gestión y arquitectos como Patricio Muñoz Vega gran defensor de la
arquitectura vernácula con otros recordados profesionales, exhortaron a las
autoridades para que se detenga esta vertiginosa carrera en busca de una mal
entendida “modernidad” que barría con las edificaciones antiguas, silenciosos
testigos de la historia. Cumplen su misión al comprometer al Arq. Hernán Crespo
Toral, director de los Museos del Banco Central para que apadrine el proyecto
de restauración de la Casa de la Temperancia, quien aprueba y hace suyo el
proceso consiguiendo que se plasme el sueño de todos.
El proyecto de Restauración de la “Casa de la Temperancia”
Hacia el año 1976 el Municipio de Cuenca, bajo la alcaldía del Dr. Pedro
Córdova Álvarez, adquiere la edificación de la Temperancia con el propósito de
que una vez restaurada sea convertida en un Museo con una Biblioteca
especializada que según se decía por entonces: “tanta falta le hacía a Cuenca”.
Es de esta manera cómo gracias a la oportuna intervención de los Arquitectos
Hernán Crespo, Patricio Muñoz, Dora Arízaga, Alfonso Ortíz, Simón Estrella, Max
Cabrera y otros reconocidos profesionales, que la llamada Casa de la
Temperancia entra en cuidados intensivos para su recuperación.
“La junta Monetaria en sesión de 12 de junio de 1978,
luego de considerar la solicitud formulada
por el Señor Alcalde de la ciudad de Cuenca, resolvió autorizar al Banco
Central del Ecuador para que conceda a la Municipalidad del cantón Cuenca, un
ayuda económica hasta por la suma de cuatro millones setecientos cincuenta y
cinco mil sucres, con el objeto que sea destinada a cubrir los gastos que
demande la remodelación del edificio colonial existente en la mencionada
ciudad, conocido como la “Casa de la Temperancia.[...]., la misma que será
administrada por el propio Banco y que efectuará los desembolsos que serán
necesarios para la ejecución de la obra de restauración propuesta previo el visto uno de un profesional
designado por el Banco Central” (MUÑOZ V. sf: 2-3).
Considerando que el Banco Central del Ecuador para esa época gestionaba
y apoyaba la recuperación del Patrimonio Histórico de la nación que incluía
colecciones y sitios arqueológicos, resultó ser el tiempo y el momento
oportunos para que se concrete el salvataje de este valioso patrimonio llamado
la “Casa de la Temperancia” y convertirlo en el “Museo Municipal de Arte
Moderno”. De acuerdo con lo que se nos ha manifestado, la restauración tomó
poco más de dos años y se constituye en una especie de hito de la Conservación
del Patrimonio de Cuenca, pues dadas las circunstancias, coyunturas y
voluntades, se lo interviene como un bien patrimonial de primer orden, con la
técnica del momento y apegado a las regulaciones dispuestas a nivel nacional e
internacional.
El Museo de Arte Moderno o MMAM
El objeto histórico bien sea una obra de arte o una edificación tiene
una premisa irrenunciable, “su autenticidad”. Sustentado en la materia, en la
estética pero más que nada en el tiempo transcurrido entre su creación y
nuestra apreciación. La validez histórica es a su vez fruto de la valoración
que le otorga la sociedad en el lapso de tiempo que transcurre y se guarda en
la memoria e historia de un pueblo, ciudad o país. El reto al que se enfrenta
un restaurador al momento de intervenir un bien patrimonial auténtico, cuya
calidad de original, luego de la intervención, no tendrá que verse alterada por
ningún acto creativo que venga a sumar o a restar su unidad, es muy grande. El
respeto al original es de importancia vital. Cualquier ficción no pasará de ser
una adición que alterará la realidad. Asimismo el acierto del restaurador será
visible, en la creatividad al encontrar la respuesta correcta para la solución
de los daños o alteraciones. Por lo tanto la restauración alberga un momento
creativo, pero el resultado tendrá que ser completamente respetuoso con el
original. Este es el caso de la Casa de la Temperancia, un importante ejemplo
de una intervención acertada en el Patrimonio de Cuenca.
Es así como nace el Museo Municipal de Arte Moderno en un sitio colmado
de historia, emblemático por antonomasia que transforma además su entorno, como
la plaza y el barrio quizá venidos a menos, convirtiéndolo en un espacio
cultural por excelencia en la ciudad perdurando en su categoría de bien
cultural patrimonial conservado, hasta nuestros días.
La primera colección de arte
Luis Crespo Ordóñez, destacado pintor cuencano en su inquietud de
otorgar a su ciudad un legado que trascienda en el tiempo y el espacio,
teniendo conocimiento de la intención de la creación del Museo, decide donar
una gran colección de su obra pictórica y de esta manera convertir su sueño en
realidad. Hecho al que se que se sumaron, otros reconocidos artistas
ecuatorianos que en su denodado amor por Cuenca; lo hicieron con voluntad de
corazón y también con sus obras. Este mecenazgo invaluable dio origen a lo que
hoy conocemos como el Museo Municipal de Arte Moderno, que en el mes de febrero
pasado cumplió treinta y seis años de fructífera labor cultural en la ciudad y
en la región. Conformando así el valioso patrimonio nacional que enorgullece a
propios y extraños.
El Museo Municipal de Arte Moderno es inaugurado el 17 de febrero de
1981, evento que constituyó un acontecimiento de gran relevancia para la ciudad
de Cuenca, tanto por la exhibición de la muestra como por la admiración de la
restauración de la edificación, cuyo acierto en la adaptación a nuevo uso logró
el éxito esperado.
En el año 2005 nuevamente la familia de Luis Crespo Ordóñez, dando
cumplimiento a su última voluntad dona una docena de obras más al Museo.
Recordamos sus palabras: “mi ausencia no ha sido un dejar la tierra, ha sido
solo un extenderse”. El Municipio de Cuenca, en reconocimiento a su generosidad
decide perennizar su memoria con la impronta de su nombre al Museo.
La constante actividad del Museo Municipal de Arte Moderno, con la
brillante dirección por casi dos décadas de la artista Eudoxia Estrella de
Larrazábal, acogió muestras de pintores del Ecuador y de fuera de él. De igual
manera se han realizado exposiciones antológicas de los grandes pintores
cuencanos como Honorato Vázquez. Causaron gran impresión los grabados de Goya,
la producción de Jesús Soto, Pérez Celis, Luis Felipe Noe, Villafuerte,
Guayasamín, Tábara, Muñoz Marino, Oswaldo Moreno y muchos otros. Hay que
recordar de igual manera a los cuatro Salones de Escultura, con excelentes
resultados.
Hoy el museo está dirigido por Cristina Carrasco Piedra, profesional
experta en Curaduría, quien mantiene y lleva adelante con impecable labor y
enfoque la vocación del Museo, ha logrado integrar a muchos artistas jóvenes
promesas de la ciudad, grupos de estudio y propuestas de Arte Contemporáneo que
se plasman con éxito en maravillosas exposiciones de un nivel reconocido por el
público local e internacional que visita a diario las instalaciones. El Museo
Municipal de Arte Moderno cumple con su misión difusora y educadora, integrando
al barrio y a la ciudadanía, gracias al apoyo de la Dirección Municipal de
Cultura y principalmente del Ing. Marcelo Cabrera P., Alcalde de la ciudad de
Cuenca.
La Bienal de Pintura
Originada en el Museo de Arte Moderno en el año 1988, la Bienal dirigida
en sus inicios al arte pictórico, le debe su existencia al entusiasmo de
muchos, pero principalmente a Eudoxia Estrella, quien dedicó todo su esfuerzo
para que este proceso cultural se concrete y se haya convertido al día de hoy,
en la Bienal Internacional de Arte. Este ha sido un paso vital en la evolución
de la producción artística ecuatoriana que acoge con empeño de igual manera a
representantes no sólo de América si no de algunos países del mundo. Al momento
se prepara la décimo cuarta edición para 2018.
Por dos décadas los espacios del Museo han sido los custodios de la gran
muestra que conforma la Bienal, que al momento comparte con más de una docena
de sitios, convirtiendo a la ciudad en una inmensa Galería, fiesta de la que
Cuenca se enorgullece de ser su sede.
Los talleres infantiles del Museo Municipal de Arte Moderno
El Museo mantiene un proyecto permanente de educación artística para
niños, tanto en pintura como en música, el impulso constante y conducción
sobresaliente de los instructores, ha dado los resultados esperados. Se
presentan durante todo el año hermosas muestras de la creatividad realizadas
por los artistas del futuro de Cuenca.
Se combina la actividad con la Biblioteca con especialidad en Artes, el
Área de Museografía, la Reserva con su fondo valioso preservado y conservado
con tratamientos especializados.
El Barrio de San Sebastián
La tecnología actual nos permite mirar el mundo desde todos los ángulos en especial desde lo alto y ha sido de esta
manera como hoy podemos reconocer que entre los parques más hermosos de Cuenca,
encontramos al Parque Miguel León del barrio San Sebastián.
Barrio tradicional, espacio cargado de historia, como muchos de la ciudad.
Allí mismo según cuenta la leyenda se dio la trágica muerte del francés
Seniergues, cuyo romance con Manuela Quezada, la “Cusinga”, fue el motivo por
el que un pretendiente de ella de apellido León, le quite la vida allá por
1739.
El barrio de San Sebastián albergó a la Casa de la Temperancia lugar
para la corrección de los enfermos alcohólicos, por la gestión del Obispo
Miguel León, quien paradójicamente terminó sus días entre el abandono y la
pérdida de la razón.
El Proyecto de adaptación a nuevo uso de la Casa de la Temperancia
contempló la “creación de un centro para la Cultura Artística, por medio del
cual los ciudadanos tendrán acceso a la más recientes manifestaciones de la
plástica, local, nacional e internacional”[4].
Teniendo en cuenta que el edificio restaurado tiene que adecuarse a las
necesidades museográficas y viceversa, en el presente caso, se llegó a una
conciliación exacta. Aspecto que se aprecia las salas, atmósfera y ambientes
circundantes en los que las exposiciones artísticas se enmarcan a la
perfección.
Finalmente, podemos concluir que la Casa de la Temperancia, que nació
con un propósito social, se negó a morir, cumpliendo múltiples funciones, para
ser hoy un lugar dedicado expresamente al Arte y la Cultura, convirtiéndose en
el MUSEO MUNICIPAL DE ARTE MODERNO-MMAM
por el bien de la ciudad y el Ecuador entero.
Cuenca, agosto de
2017.
Lic. Mónika López
A.,
Mgst. Conservación
de Monumentos y Sitios
Especialista en
Estudios de la Cultura
BIBLIOGRAFÍA:
Cárdenas, Eliécer y otros, XXV Aniversario del Museo Municipal de
Arte Moderno 1981 - 2006, Municipalidad de Cuenca, 2006.
Castellanos V., Gonzalo, Patrimonio Cultural, Bogotá, FCE, 2010
Choay, Francoise, Alegoría del patrimonio, España, Edit. Gustavo
Gili, 2007.
Cordero I., Juan, El Museo Municipal de Arte Moderno, apuntes,
Cuenca, 2010.
Córdova A., Pedro, Homenaje a Luis Crespo Ordóñez en el Aniversario
de Fundación del Museo Municipal de Arte Moderno 1981 - 1991, Cuenca, 1991
López A., Mónika, La Casa de la Temperancia, un cronotopo urbano de
varias temporalidades, Ensayo Maestría Conservación de Monumentos y Sitios,
Universidad de Cuenca, 2005.
Muñoz V., Patricio y Arízaga G., Dora, Memoria del Proyecto de
Restauración de la Casa de la Temperancia, Banco Central Cuenca, sf.
Revista TRAMA No. 20, Moya y Peralta Editores, Págs. 56-59,
Quito, 1980.
Revista TRES DE NOVIEMBRE, No. 144, Concejo Cantonal de Cuenca,
1986.
Revista TRES DE NOVIEMBRE, No. 152, Concejo Cantonal de Cuenca,
1989.
[1] Cordero, Juan F. Art.
El Museo de Arte Moderno, 2010.
[2] Muñoz V., Patricio y Arízaga, Dora. Memoria del
proyecto de restauración de la “CASA DE LA TEMPERANCIA”, Banco Central del
Ecuador, Municipalidad de Cuenca, sf.
[3] Muñoz V., Patricio y
Arízaga, Dora. Memoria del proyecto de restauración de la “CASA DE LA
TEMPERANCIA”, Banco Central del Ecuador, Municipalidad de Cuenca, sf.
[4] Muñoz V., Patricio y
Arízaga, Dora. Memoria del proyecto de restauración de la “CASA DE LA TEMPERANCIA”,
Banco Central del Ecuador, Municipalidad de Cuenca, sf.

Muy bien, Moni. Una precisión. La Escuela de Trabajo se ha decomprender como reformatorio o correccional para niños con problemas de conducta, quienes sumados a los niños del hogar sufrieron malos tratos cercanos a la tortura, por parte de los encargados, según testimonios de sobrevivientes y de Eudoxia Estrella que ayudó a un niño que fugó tras las flagelaciones sufridas.
ResponderEliminarGracias Lcdo. Angel Vera, si pues, son esos detalles, que no constan en las fuentes bibliográficas. Pero son importantes y mejor que Eudoxia como quien supo más lo haya comentado.
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